MEDITACIÓN DEL EVANGELIO

IX  DOMINGO TIEMPO ORDINARIO
(2/6/24); (Mc 2,23-3,6).

LIBERTAD INTERIOR EN CRISTO JESÚS

En algunos lugares se celebra la solemnidad del Corpus Christi este domingo. Para quienes tuvimos la fiesta el jueves pasado, nos toca meditar el evangelio de Marcos donde se muestra dos escenas de Jesús un día sábado: una, atravesando un sembrado con sus discípulos, y otra en la sinagoga. En ambos casos, queda evidente la primacía de la compasión del Señor ante las normas establecidas, así como los criterios con los que va formando a sus discípulos.

Entra en la escena, eres tú quien vas de camino con Jesús en este momento de la historia. Muchos ojos te miran. Pero tú, poco a poco, vas poniendo en práctica las enseñanzas del Señor en lo cotidiano de tu vida. Él te ha dado criterios para actuar. Tú, sin provocaciones, sin malas intenciones, estás aprendiendo a discernir, a considerar, a poner las cosas en el lugar correspondiente.

El Señor te va preparando para actuar con la conciencia despierta. Estás aprendiendo a pensar con la luz del Espíritu. Por eso, no vacilas en “arrancar las espigas un día sábado”, o sea, no dudas en hacer el bien a la persona necesitada, aunque tengas que saltarte el protocolo. Estás poniendo las normas al servicio de la vida. La burocracia no asfixia tu compasión. Lo vas haciendo bien. Es el Señor quien te va educando.

Esta libertad interior, en Cristo Jesús, tanto ayer como hoy, recibe muchos ataques. Mientras algunos buscan criterios para cuestionar y sancionar, tú has de aprender a buscar fundamentos para demostrar la flexibilidad de Dios ante la urgencia de la gente necesitada. No pongas el camino más pesado cuando se puede hacer más llevadero. No hagas esperar a quien ya ha esperado bastante.

Es lo que hizo Jesús al entrar a la sinagoga. Estaba allí un hombre con parálisis en un brazo. Mientras los contrarios miraban a Jesús, Él fijaba los ojos en la persona sufriente. Ellos lo acechaban para sancionar, Jesús contemplaba la manera de liberarlo. ¿Qué está permitido hacer cuando hay que escoger entre las normas y la vida? Sin vacilar, el Señor le dice al paralítico: -“Extiende el brazo-. Lo extendió y quedó restablecido”.  Hoy es el día, cuando el Señor se salta todo el protocolo porque considera urgente tu felicidad.

Pregúntate en tu interior: ¿has puesto a alguna persona a dar vueltas sin necesidad? ¿Cuántas personas están esperando por ti? ¿Buscas muchos argumentos para hacer el bien? ¿Se te ha pasado, alguna vez, la oportunidad de hacer la caridad por estar calculando? ¿Tú con qué grupo te identificas: con los que han tenido que comer espigas un sábado o con los que están criticando la acción? ¿Qué postura tienes ante las necesidades de los demás? ¿Buscas fundamentos para hacer el bien o argumentos para estancar el proceso de liberación? ¿Cómo ilumina tu vida la enseñanza de Jesús? 

Señor: gracias por permitirme caminar contigo. Camino contigo cuando guardo tu evangelio en mi corazón. Cuando permito que tus enseñanzas sean faroles para mis pasos. Dame, Señor, ese discernimiento necesario para poder responder, según tu voluntad, a las diferentes realidades cotidianas. Que no sea una persona rebelde, de esas que actúan para provocar. Que pueda ser en ti persona compasiva, movida por la libertad para amar y servir.

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