MEDITACIÓN DE LAS LECTURAS DE HOY

7/6/24 (Os 11,1b.3-4.8c-9; Is 12,2-6;
Ef 3,8-12.14-19; Jn 19,31-37).

ESPIRITUALIDAD DEL CORAZÓN

Hoy es la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. ¿Qué pudiéramos compartir sobre la espiritualidad del Corazón? Las lecturas de hoy te introducen en su misterio. Oseas intenta describir el corazón de Dios Padre reconstruyendo, en el Espíritu, las palabras de Dios para su pueblo. Dichas palabras son para ti, porque en su corazón también existes. Recrea y adapta este mensaje a tu vida. El Señor te declara:

“Desde antiguo te amé. Estabas atado, preso, cuando te llamé para hacerte salir de la esclavitud a la libertad. Fui yo quien te enseñó a andar. Te indiqué el horizonte, la dirección hacia donde avanzar. Yo te conduje al lugar de la vida, al refugio de mi propio corazón; por ti mismo no podrías llegar. Te alcé en mis brazos. ¿Recuerdas mi ternura contigo? Invertí amor en ti para que crecieras sano, sin carencias afectivas, nutrido de amor. Yo te amé y te amo con verdadera locura. Con cuerdas humanas y con correa de amor te atraje; te corregí cuando era necesario. Te sigo corrigiendo mediante mis palabras, mis mensajeros, y las experiencias que te permito tener, para que madures y crezcas.

Fui yo quien te alimenté. Te daba de comer. Y te sigo sosteniendo. Me inclinaba para alcanzarte, porque tú no podías ni puedes llegar hasta mí. Soy yo quien me abajo para que tú vivas. Comes porque mi providencia te asiste. Salgo de mí para llegar hasta ti. Tú me revuelves el corazón. Me conmueves profundamente las entrañas. Si te preguntaras por qué tanto amor. Recuerda entonces que soy Dios y no un hombre. Soy santo. Y en mi santidad te abrazo, te custodio y te bendigo para que tú también seas santo”. (Hasta aquí las palabras del pasaje adaptadas a tu experiencia personal).

En la segunda lectura, Pablo te asegura una extraordinaria oportunidad mediante la gracia y la asistencia del Espíritu Santo: que Cristo Jesús, en fe, pueda habitar en tu corazón. Así, el amor será la raíz y el cimiento que te sostenga desde tu ser más íntimo. Este es el misterio que trasciende toda filosofía o pensamiento.

El evangelio, a su vez, te da un argumento, a criterios de Santa Catalina de Siena, del por qué tuvieron que abrirle el costado a Jesús, en la cruz. En su inspiración deja saber que la acción fue necesaria, porque el amor del Señor por nosotros no se entiende por la razón, sino mediante la contemplación de su sagrado corazón, abierto, traspasado, expuesto.

Hazte preguntas y busca respuestas desde el corazón: ¿Qué te parece si haces del corazón del Señor tu casa y tu refugio? ¿Cómo, viviendo desde el corazón de Jesús tu propio corazón se va modelando? ¿Tú desearías leer los cuatro evangelistas, a manera de oración, pidiéndole al Señor que te permita conocer más su corazón? ¿Qué te está traspasando el corazón en estos momentos? ¿Qué te conmueve de la humanidad doliente? ¿Qué te toca el corazón y a qué te compromete? ¿Cuál es tu raíz, tu sostén? ¿Qué vas dejando en el corazón de los demás? ¿Alguna piedrecita ha intentado acomodarse en tu corazón? ¿Qué piedrecitas deben ser retiradas de ti? ¿Tú le pedirías al Espíritu que te haga un trasplante de corazón? ¿Tú te atreverías a cargar, por siempre, el corazón de Jesús?

Señor: aquí estoy, en esta oración de corazón abierto, quiero hacer del único corazón que cargo conmigo una tinaja; séllala con el fuego de tu Espíritu Santo. Que las grietas no desperdicien la gracia por los caminos. Deseo, con la tinaja de mi corazón, como me enseña el salmista, sacar aguas con gozo de las fuentes de la salvación. La fuente está, Señor, en tu sagrado corazón, que mana sangre y agua sin parar, por la gracia sacramental que nos sostiene en fe, esperanza y caridad. Aquí estoy, Jesús, manso y humilde de corazón; haz mi corazón semejante al tuyo.

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