MEDITACIÓN DE LAS LECTURAS DE HOY

8/6/24 (Is 61,9-11; 1Sm 2,1.4-8; Lc 2,41-51).

“MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ”.

Hoy hacemos memoria del Inmaculado Corazón de María. Siendo Joseph Ratzinger el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, interpretó el mensaje que la Virgen dio en Fátima, hace más de 100 años, a los pequeños pastorcitos: “Mi corazón inmaculado triunfará”. Consideró que un corazón abierto totalmente a Dios, purificado por la contemplación, es más fuerte que todas las armas existentes. Ella, con su sí, cambió la historia.

En este sentido, el Inmaculado Corazón de María, es una escuela de contemplación. El conjunto de las lecturas ofrece luces para nosotros también ir cultivando un corazón puro y fuerte, como el de la Madre. El profeta Isaías, sin ignorar los azotes de opresión que sufrió su pueblo, invitó a todos los creyentes a desbordar de gozo en el Señor, porque Él quitó el luto de su pueblo y lo revistió con un traje de gala y un manto de triunfo.

El salmo, que es el canto de Ana, la madre de Samuel, también refleja el triunfo de los pobres. Por eso, regocijarse en el Señor, y gozarse en su salvación es fuente de purificación. Ana entonó a la misericordia de Dios. Él la liberó de la vergüenza y ella, en su memoria, no conservó los apuros y los aprietos de su pasado, sino la dicha de haber sido rescatada de su pobreza. Cantó por ella y por todos los pequeños de la historia, los que tenían como escudo la confianza en el Señor.

En el evangelio de Lucas, se recuerda cómo José y María tuvieron que buscar a Jesús angustiados, tres días, cuando se había quedado en el templo sin permiso. Aunque no comprendieron la respuesta del hijo: “…¿No sabían que debía estar en la casa de mi Padre?”, se dice que María conservaba todo esto en su corazón. Triunfó, porque Dios no la dejó sin respuesta. En su paciencia creyente pudo esperar el amanecer de la fe. Quien confía no queda defraudado aunque peregrine a oscuras algunos kilómetros de la existencia.

Pregúntate con sinceridad: ¿qué cosas estás conservando en tu corazón? ¿Lo que guardas dentro te lleva a contemplar las huellas de Dios? ¿Tú mantienes la esperanza en medio de la oscuridad? ¿Qué te está purgando el corazón, en este momento? ¿Qué preguntas en ti esperan la respuesta de Dios? ¿Cómo vas manteniendo la actitud vigilante para encontrar los signos que el Señor te manda? ¿Con qué sales a enfrentar la lucha cotidiana, cuál es tu arma espiritual, cómo está tu fe?

Señor: aquí le entrego mi pobre corazón a la Virgen María. Se lo entrego para que junto al de ella lo vaya modelando y formando. Mis ojos no son diestros para detenerse en tu misterio. A su lado podré centrarme para fijar la atención en lo que es importante y duradero. En su escuela, Señor, en la escuela de María, deseo aprender a purificar el corazón y todo el ser. Que me purifique la gracia de meditar en tus cosas. Y que poco a poco, Señor, pueda contemplar el sentido profundo de caminar en tu presencia, ahondando, comprendiendo, celebrando tus designios en esta historia.

Leave a comment