MEDITACIÓN DE LAS LECTURAS DE HOY

26/6/24 (2R 22,8-13; 23,1-3; Sal 118; Mt 7,15-20).

PIEL DE OVEJA:
CORAZÓN DE LOBO

El Señor Jesús te advierte, en el evangelio del día, sobre los falsos profetas. Los define como aquellos que se acercan con piel de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Observa el detalle: “se acercan”. De lejos no consiguen nada. Vienen con doble intención.  Lo que aparentan por fuera no refleja lo que llevan dentro. La piel de oveja es estrategia para salirse con la suya; porque el lobo interior busca apropiarse de su presa.

¿Cómo podrías identificar a la persona verdaderamente de Dios? Nada de Dios se contradice. Tú puedes desenmascarar la “falsa oveja” cuando en sus acciones le sale la agresividad de un lobo. Nadie va a dar lo que no tiene. Si una persona se quiere mostrar como mansa, pero de vez en cuando saca los colmillos largos y afilados, entonces hay que tener precaución.

En la primera lectura de Reyes se deja ver cómo se forman los falsos profetas. Son aquellos que teniendo acceso a la Palabra no la hacen vida. Es doloroso cuando tú tienes alcance a lo que el Señor espera de ti, y optas hasta por esconder la Biblia de tu vista, para no tener que enfrentarte con tu propia conciencia.

Tú puedes ir amansando cualquier lobito que intente formarse dentro de ti, si como el salmista, te dispones en oración permanente, delante de Dios, y le dices: “Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente”. No sirve de nada escuchar y saber tanto, si no te dispones a dar los pasos concretos. El conocimiento es una responsabilidad.

Se espera de ti y de mí unicidad y autenticidad. Por eso dice el orante al Señor que le enseñe a cumplir su voluntad y a guardarla de todo corazón. Suplica para que su corazón se incline, se acople, se asiente en la Palabra. Porque sólo así podrá apartar sus ojos de toda vanidad y abrazar la vida plenamente.

Cuando la Palabra toca tu corazón, y te dejas educar por ella, comienza a formarse y a desarrollarse en ti la oveja interior. O sea, la paz y la mansedumbre van siendo virtudes de tu propia casa. Como la oveja, comienzas a dar frutos buenos y necesarios, que sirven para alimento y sostén de los demás. Tú vas a dar a los demás aquello que llevas dentro.

Algunas preguntas para meditar en silencio: ¿Tú te has visto tentado o tentada de ser una cosa y aparentar otra? ¿Qué conflictos o trastornos pasa una persona que tiene que esforzarse por disimular su verdadera identidad? ¿Por qué en la doble vida se pone en juego la auténtica felicidad? ¿Qué pasa en mí cuando tengo acceso a lo que el Señor desea pero no obedezco? ¿Usted podría definir lo que es una vida marcada por la insatisfacción? ¿Qué motivaciones tengo para hacer el éxodo de la dispersión hacia la unidad en Cristo Jesús?

Señor: como dice el salmista, mira cómo ansío tu Palabra; que yo pueda degustarla cada día, dejar que ella cale en mis adentros; que fecunde las raíces del árbol de mi vida para que produzca frutos sanos a su tiempo. Que tu Palabra, Señor, me permita ser oveja por dentro y por fuera. No quiero acercarme primero para atrapar después. No quiero presas en mi vida, Señor; que mi humilde casa siempre esté abierta, con pan y provisión de agua.

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